Un enfoque que últimamente es típico de muchos cursos online de nueva creación: proporcionan algunas pantallas de información, en forma de vídeos o presentaciones animadas, seguidas, en el mejor de los casos, de una verificación rápida de conocimientos en forma de test para ver qué les ha quedado de lo explicado a los alumnos. Luego, en otro módulo, añaden más pantallas de información con otra interpelación rápida sobre conocimientos. Al final de todo el curso, hacen que los alumnos completen un cuestionario de opción múltiple un poco más extenso, o algunas preguntas abiertas y, con suerte, una encuesta de satisfacción.
Así es como en muchos casos se construyen cursos virtuales o de elearning. No sería necesariamente un mal proceso como parte del contexto de una experiencia de aprendizaje más profunda, pero denominar «curso de formación» a lo que a menudo es solo un volcado de información masivo con pantalla tras pantalla de videos o viñetas y preguntas simplistas; no corresponde a un concepto de e-learning eficaz que impulse a los alumnos a aprender y desarrollar las habilidades que esperan al matricularse.
Los cursos elaborados en estos formatos, no disponen de un sistema de evaluación adecuado para valorar en qué medida el alumno ha conseguido los objetivos del curso, y si su aprendizaje ha resultado significativo. Ni siquiera son muy efectivos en lo que respecta al feedback a ofrecer al alumno, porque las verificaciones y pruebas de conocimiento tienden a ser simples y, en el mejor de los casos, aportan indicaciones básicas sobre lo que es correcto o incorrecto. Sin embargo, la aplicación práctica de los conocimientos y habilidades que los alumnos tendrán que hacer en la vida real, no funciona así. Normalmente puede ser matizada según los casos y según como las decisiones correctas e incorrectas vayan a tener consecuencias significativas para las decisiones que tomemos. Lo que significa que las indicaciones simples correctas e incorrectas pueden no ser la respuesta más efectiva que podemos proporcionar a un alumno para que aprenda a aplicar en la práctica lo que le estamos enseñando.
Los cursos online eficaces y de calidad deben ser diseñados de forma que aporten a los alumnos un feedback significativo y práctico a lo largo del curso. A continuación señalamos algunos consejos para que puedas proporcionar a tus alumnos una retroalimentación más alineada con sus necesidades:
Comprender lo que es el feedback y para qué sirve
¿Qué tiene de difícil hablar con otra persona y decirle qué pensamos sobre lo que ha hecho, si es bueno o necesita mejorar?
Independientemente de si nos encontramos cara a cara o en un entorno virtual, la realidad es que en muchas ocasiones de la vida y del trabajo solemos evitar el proceso de feedback; es algo que nos incomoda (especialmente si debemos dar malas noticias), probablemente porque nunca hemos aprendido bien cómo hacerlo.
Por ejemplo, si reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que los comentarios generales sobre el desempeño «bueno» o «malo», por lo general no resultan útiles para un feedback eficaz: incluso si nuestros padres y profesores siempre nos dijeron: «eres un buen alumno«, no estaban siendo específicos con nosotros sobre cómo definir «buen estudiante» ¿Se referían a nuestros hábitos de estudio? ¿A los resultados de los exámenes? ¿O solo se trataba de que asistimos a la escuela todos los días sin quejarnos? Esto es solo un ejemplo de cómo es necesario que tengamos claro lo que nuestros alumnos necesitan saber sobre lo que están aprendiendo en nuestros cursos, y cómo podemos explicárselo.
¿Cuál es entonces el propósito de la retroalimentación?
Se trata de ofrecer una reacción o respuesta a un proceso o actividad en concreto para que quien lo llevó a cabo pueda saber cómo fue su desempeño, ser consciente de cómo lo hizo y de si necesita mejorar. Es información evaluativa, que también se puede usa para guiar o modificar el rendimiento de un trabajador o un aprendiz.
Otro ejemplo: en muchas organizaciones, los empleados se encuentran desorientados en su trabajo porque no tienen idea de cómo les está yendo. No reciben comentarios positivos u oportunidades para corregir su trayectoria. Existe la filosofía de que mientras la persona haga el trabajo, no hay necesidad de emplear tiempo en discutir nada más. Pero las investigaciones sobre productividad laboral muestran que cuando no recibimos feedback en el trabajo, nos ponemos nerviosos, suspicaces y generalmente menos productivos. Nos preocupa lo que dirán otras personas y nos sentimos inseguros sobre nuestro futuro.
Esto se puede generalizar a otros ámbitos, de hecho, un estudio muestra que cuando las personas se ven envueltas en condiciones de privación sensorial y no reciben retroalimentación, comienzan a volverse psicóticas. Es lo que ocurre cuando no sabemos dónde nos encontramos
Redefiniendo el término feedback
Para aprovechar al máximo el potencial de la retroalimentación, es necesario comprender también su alcance en e-learning. La retroalimentación tiene múltiples roles y es una mina de oro de información que se puede usar para varios propósitos:
- Para reforzar el aprendizaje y hacerlo significativo
- Para guiar la metacognición y el «aprender haciendo»
- Para justificar la base de los resultados de evaluación de los alumnos
- Para ayudar a los alumnos a desarrollar la capacidad de evaluar su propio aprendizaje
Pese a este potencial, en general solemos pensar que el término feedback tiene una connotación negativa. Ello puede provenir de algunas prácticas en el entorno laboral de grandes empresas: cuando un jefe tiene un problema con alguien, a menudo su reacción es «déjame darte un poco de feedback». Esta actitud comunicativa, tanto por el momento como por las formas, deja poco espacio para una retroalimentación constructiva, y lo más probable es que la persona que la recibe se preocupe y se coloque a la defensiva.
En nuestro entorno de elearning, más delicado si cabe puesto que en la mayoría de ocasiones no contamos con el lenguaje corporal ni el contacto visual para comunicarnos;tenemos que redefinir esta palabra y considerar el feedback como un concepto positivo y constructivo que puede conducir a nuestros alumnos hacia la innovación, la resolución creativa de problemas y su propio empoderamiento.
Así, te sugerimos adoptar con tus alumnos el concepto de que «la retroalimentación es un regalo «:
- La retroalimentación es un regalo para dar, es decir, debemos darlo amablemente y con respeto
- La retroalimentación es un regalo para recibir: lo abrimos con cuidado, lo tomamos con respeto y agradecemos a quien nos lo entrega
Si piensas en el feedback de esta manera, podrás abrir vías a sugerencias constructivas y encontrar una gran cantidad de formas de ejecutar mejor tu labor como facilitador del aprendizaje.
Consejos sobre el tipo de actividades donde ofrecer feedback
- Reemplaza algunos cuestionarios de preguntas con actividades significativas, que no sólo estén diseñadas para probar el conocimiento de tus alumnos, sino que a través de un debate efectivo, donde ofrecer y recibir comentarios, consigan que apliquen en un contexto relevante lo que aprendieron (por ejemplo una resolución de casos reales donde posteriormente se cree debate sobre pros y contras las distintas soluciones aportadas por cada alumno). Esto te permitirá determinar su nivel de comprensión en cada momento y el alumno puede estar seguro de que está aprendiendo y avanzando. También es una forma de dirigirlos a contenido correctivo cuando sea necesario.
- Ofrece actividades de práctica que reflejen las posibles ambigüedades o incertidumbres del mundo real. Enmarcando la experiencia de aprendizaje en una simulación del contexto del mundo real, obligas al alumno a tomar decisiones significativas. Y luego el siguiente paso será proporcionarles comentarios que muestren el impacto de las decisiones y acciones suyas y de sus compañeros. En el mundo real, hay consecuencias para lo que hacemos y tienden a afectar el mundo que nos rodea para bien o para mal. Construye tus comentarios para reflejar ese tipo de consecuencias comparativamente.
- Enfatiza las consecuencias para un feedback efectivo. Durante simulaciones en un curso online, puedes permitirte exagerar o dramatizar las consecuencias de las actividades, y llamar la atención sobre ello en los comentarios y debates. Por ejemplo, en la simulación, el alumno toma una decisión adecuada y las ventas aumentan o se repara una queja con el cliente. Sin embargo, tomar una mala decisión le cuesta dinero a la organización, la pérdida de varios clientes, o tal vez un despido.
Consejos sobre la forma de ofrecer feedback
Para la mayoría de nuestros alumnos, el tipo correcto de retroalimentación (lógica, completa y justa) será un factor de motivación y una fuerza motriz para mejorar, que en definitiva es para lo que se matriculan en una formación. Pero para que sea así, debes tener en cuenta a la hora de entregar feedback:
- La retroalimentación debe ser enfocada en los objetivos del curso, relevante, específica y consistente a lo largo del mismo.
-
La retroalimentación no es crítica. La crítica es negativa. Los estudios psicológicos nos dicen que el cerebro humano percibe la negatividad como una amenaza para su supervivencia; la negatividad se recuerda más tiempo y con mucho más detalle que la positividad. La retroalimentación negativa a menudo se malinterpreta. Los alumnos aceptarán rápidamente los elogios y atribuirán todo el crédito a sus capacidades (por ejemplo, «he trabajado muy duro en este proyecto«), pero les resulta difícil encajar que puedan equivocarse.
-
En su lugar, adopta comentarios correctivos como estrategia. La retroalimentación correctiva, a diferencia de los comentarios negativos, se centra en aquello que se puede corregir, por ejemplo incluyendo estrategias para modificar los enfoques y/o sugerencias para nuevas y mejores formas de hacer algo.
- Proporciona comentarios constructivos. La retroalimentación constructiva no solo ofrece a los alumnos pistas sobre lo que es «correcto» o «incorrecto» sino también información adicional. Por ejemplo, imagine que en un curso online de ayudante de cocina; una de las actividades de evaluación muestra la imagen de líquido en el suelo de la cocina, y el alumno debe adivinar qué está mal en esa imagen. La respuesta, presumiblemente, será «el líquido derramado en el suelo no se ha limpiado«.
La retroalimentación constructiva, suponiendo que el alumno responda correctamente, podría ofrecerse así: «Eso es correcto [retroalimentación]. Los derrames de agua o aceite en el piso deben limpiarse inmediatamente. El líquido derramado en el piso es un peligro físico potencial que puede provocar lesiones [consecuencia]. Siempre has de tener cuidado cuando el piso esté mojado y advertir a las personas a tu alrededor para que no se resbalen [refuerzo significativo]
Errores a evitar al ofrecer feedback
- Cuida que la diferencia entre tu estilo de comunicación y el de tus alumnos no se convierta en un hándicap a la hora de dar y recibir feedback. Si, por ejemplo, eres una persona que suele comunicarse de forma directa, asertiva y extrovertida, y le das retroalimentación de forma directa a alguien que es más pasivo y menos directo, puedes parecerle autoritario. Por el contrario, si eres una persona con un estilo más tímido y afable, y te vas por las ramas con alguien directo y asertivo, no te va a escuchar. Tenemos que modificar nuestro enfoque de comunicación cuando hacemos comentarios para que el oyente se interese por escuchar realmente lo que tenemos que decir.
- Evita generalizar y categorizar a las personas. El error suele ser, en lugar de decir específicamente qué hizo el alumno en un momento concreto y cómo impactó en el resultado requerido, generalizar a una situación más amplia: «¡Siempre olvidas este paso!». En su lugar, concéntrate en el comportamiento específico a corregir y ofrece una alternativa que guíe al alumno hacia el resultado correcto .
- Cuando somos mentores, corremos el riesgo de instalarnos en el mensaje subyacente «lo mejor es que lo hagas como yo o no dará buen resultado«. En ocasiones, no dejamos que el alumno descubra cómo abordar algo de manera creativa y que funcione en su caso individual. Asegúrate de darle a la persona una forma de tener éxito, en sus propios términos. Trabaja en encontrar y aportar al curso ejemplos de diferentes enfoques, o puntos de vista.