Si tu función como profesor, tutor online o diseñador instruccional implica la creación de e-learning, es probable que hayas experimentado un sentimiento de desazón cuando caes en la cuenta de que el contenido para el próximo módulo del curso que estás diseñando debe ser un manual largo, denso y aburrido. Deseas crear algo ágil y atractivo, pero ¿cómo hacer que un tema aparentemente aburrido resulte interesante?
En un ambiente de aula donde el profesor actúa como un «sabio en un escenario«, dictando todo el contenido a aprender en una o varias clases magistrales, se corre el riesgo de que los estudiantes literalmente caigan dormidos por el aburrimiento. Los alumnos en ese contexto son simplemente observadores pasivos y se les ofrecen pocas o ninguna oportunidad de participar. Esta misma situación también ocurre a veces en el aprendizaje online. Los cursos virtuales en ocasiones son aburridos por las mismas razones que las clases presenciales pueden ser aburridas: cometemos una serie de errores al diseñarlos, los hacemos estáticos y no tenemos en cuenta diversos modos de dinamizar el contenido.
Qué no hacer cuando creamos cursos online
Pantallas y más pantallas
Uno de los errores en los que podemos caer al intentar aligerar un contenido pesado, es la tentación de dividir las páginas largas en trozos más cortos en los que los alumnos pueden hacer clic para ir descubriéndolos, un capítulo o sección cada vez. Pero, antes de hacer esto, quizás debieras preguntarte con qué fin. Y es que existe el mito de que los clics en sí mismos son atractivos o suponen mayor motivación; cuando, de hecho, demasiadas opciones para hacer clic lo que hacen es entorpecer el itinerario.
Para evitar este error, es necesario considerar lo que los alumnos de un curso concreto realmente necesitan saber, teniendo en cuenta que el resultado de sus acciones siempre debe ser mejorar su rendimiento o cambiar su comportamiento, no inundarles de información aunque sea peldaño a peldaño. Recuerda que si estamos trabajando con un tema aburrido y seco, es preferible implicarse en filtrar cualquier contenido innecesario en lugar de esconderlo detrás de capas de botones.
Una vez que estés trabajando con la cantidad mínima de contenido posible, puedes enfocarte en cómo hacer que ese contenido cobre vida.
Datos y más datos
Los alumnos se aburren fácilmente cuando los bombardeamos con números, párrafos pesados y demasiada información objetiva.
A veces, especificando con ejemplos qué es algo, y también lo que algo no es, puedes dibujar un concepto más vívidamente que simplemente definiéndolo o aportando múltiples datos sobre él. Por ejemplo, está demostrado que las estadísticas a menudo no transmiten la gravedad de una catástrofe natural, sino que nos mostramos más afectados y solidarios cuando vemos imágenes de su repercusión en los medios. Las consecuencias reales nos conmueven más que posibles implicaciones cuya magnitud sólo podemos imaginar.
Así, por ejemplo, si el curso versa sobre políticas de seguridad informática en la empresa, se pueden aportar casos de violaciones de políticas que puedan haber tenido lugar en empresas conocidas en los últimos tiempos y sobre lo que sucedió como resultado de la infracción, contrastándolos con ejemplo de buenas prácticas o de repercusiones reales a partir de la aplicación de políticas concretas. Los ejemplos relevantes siempre ofrecen un respaldo irrefutable a cualquier información.
Un mundo de jerga
La jerga o el uso de un lenguaje demasiado especializado o técnico puede hacer que los alumnos no se sientan interesados en leer nuestro material. ¿Por qué deben invertir tiempo y esforzarse por comprender un tema que parece tan extraño e inaccesible?
Tu trabajo como desarrollador de un curso es involucrar a los estudiantes y alentarlos a completar la formación. Esto será más probable si usas palabras que sean fáciles de entender, en un tono cercano y de conversación.
Por lo tanto, intenta evitar hablar (o escribir) de manera que tu discurso suene trillado, pretencioso y confuso. En los vídeos y audios,verifica tu tono de voz: si suena forzado, revísalo y asegúrate de que las oraciones fluyan naturalmente. Evita la monotonía pero también las inflexiones exageradas, propias del «presentador de circo» o del «vendedor de humo» (o, aún peor, de «crecepelos»).
En el material escrito, has de prestar atención no solo a la gramática, la ortografía y una colocación correcta de los párrafos; sino también al vocabulario o al conjunto de palabras que un grupo particular de alumnos usa habitualmente.
Una vez más, conociendo a sus alumnos e interactuando fluidamente con ellos es como los desarrolladores de cursos efectivos se garantizan una atención sostenida. El reto se halla en que sepas utilizar tu creatividad para convertir lo que puede ser una jerga incomprensible en conceptos bien entendidos y asimilados.
Todo son puntos clave
A menudo, en elearning pensamos que es imprescindible ofrecer a nuestros alumnos un recorrido por todos nuestros «puntos clave». Esperamos que se entusiasmen con nuestros artículos, cuadros de resumen, imágenes y vídeos cuando, en realidad, cabe la posibilidad de que el alumno simplemente se sienta saturado. Los alumnos que se ven obligados a tomar un curso técnico de inicio o de reciclaje laboral, por ejemplo, pueden estar demasiado ocupados, distraídos o desinteresados para llegar al final de todos los puntos.
Quizás aprecien más la relevancia y la intriga. Que siempre tengan el reto de hacer algo, intentar algo. Puedes sacar provecho de su deseo interno de probar cosas dándoles algo que hacer por cada «punto clave», y en el caso de un curso con contenido aburrido, convirtiendo el conjunto de puntos clave en una estructura que no sea, necesariamente, un recorrido lineal.
Utilizando técnicas propias de los creativos cinematográficos, como los flashbacks o el cliff-hanging, combinados con escenarios que impliquen que el alumno participe en decisiones en las que deba demostrar conocimiento en lugar de adquirirlo, aprenderán de forma mucho menos pasiva y más entretenida.
Cómo dinamizar el contenido aburrido en los cursos online
Si tienes la sensación de que pasas demasiado tiempo mirando, leyendo y volviendo a leer el contenido de un curso a todas luces demasiado áspero (por ejemplo, sobre legislación en materia de protección de datos personales) sin que acudan a ti ideas sobre cómo implementarlo de forma ágil; tal vez debas, en primer lugar, reflexionar sobre si esto es un síntoma de que quizás no entiendes realmente la naturaleza del valor que aportas a tus alumnos con ese contenido. Si estás luchando por saber cómo manejar una parte del contenido de tus cursos, es probable que te falte información sobre aspectos tales como:
• ¿Por qué el alumno necesita saber esto (qué usos prácticos admite tu curso)?
• ¿Qué tiene este contenido en particular que puede hacer atascarse a un alumno o que puede ser difícil de entender?
• ¿Cómo podrías comprobar que realmente lo entendieron?
• ¿Cuáles son las posibles consecuencias del éxito o fracaso del aprendizaje aplicado?
Una vez que comprendes estos factores, es mucho más fácil saber en qué concentrarte más concretamente, cómo presentarlo y qué actividades puedes diseñar para impulsar al alumno a aplicar este conocimiento a través tareas, proyectos o escenarios realistas.
A continuación te aportamos algunos tips para lograr que dicha presentación adopte una forma más dinámica
Inspirar a las personas
Uno de los lados menos positivos del elearning, es que, generalmente, no vemos a nuestros alumnos, por lo que corremos el riesgo de olvidar que, al fin y al cabo, son personas. Puedes esforzarte por empatizar con tus alumnos, buscar el propósito y el lado humano detrás del aprendizaje que les ofreces, y tratar de involucrarles con ello.
Por ejemplo, hay una gran diferencia entre:
«En este curso, aprenderá sobre la nueva legislación en materia de permisos parentales compartidos. Nuestra empresa tiene la responsabilidad de cumplir con esta legislación, por lo que es importante que haga de esto una prioridad«.
Y:
«Durante el pasado año, XXX.XXX bebés nacieron en nuestro país, pero solo Y.YYY padres tomaron el permiso parental compartido, perdiéndose esos preciosos primeros meses de sus hijos. Gracias a la nueva legislación sobre permiso parental compartido, estos números están destinados a aumentar. Tú puedes ser parte del cambio formándote con el conocimiento adecuado que te permita informar correctamentea tu equipo sobre sus opciones«.
Crear conexiones
Seguimos recordando que nuestros alumnos son personas. Está comprobado que las personas recuerdan y actúan con mayor intensidad sobre emociones y sentimientos que sobre los hechos.
Entonces, para darle vida a un tema aburrido y árido, puedes preguntar a personas reales por sus propias historias sobre cómo se han visto afectadas respecto a algún aspecto del área temática con la que estáis trabajando. Ya sea que se trate de un accidente que sufrieron, el cual podría haberse evitado con formación en salud y seguridad, o un éxito en el lugar de trabajo gracias a aprender sobre un nuevo proceso; intenta ofrecer a tus alumnos la oportunidad de conectarse con las experiencias de otras personas.
Si quieres incluir algunas historias de personajes relevantes relacionados con la materia que impartes, la diferenciación puede estar en cómo las presentes. Para resaltar la emoción, considera escribir en forma de diálogos en lugar de descripciones, y los sentimientos en lugar de los hechos.
En cualquier caso, no olvides que el storytelling es un arte que aporta indudables beneficios a la hora de atraer e involucrar a tus alumnos.
Pensar visualmente
Visual Thinking es una técnica comunicativa que goza de gran repercusión en los últimos años, consistente en plasmar nuestras ideas mediante una serie de dibujos, viñetas y mapas mentales. En palabras de uno de sus pioneros:
“El pensamiento visual significa aprovechar la capacidad innata para descubrir ideas que de otro modo serían invisibles, desarrollarlas rápida e intuitivamente y luego compartirlas con otras personas de manera que puedan entenderlas de forma inmediata. No existe mejor forma de constatar que realmente sabemos algo que dibujándolo.” (Dan Roam, 2010)
Si puedes desarrollar parte de tus contenidos mediante esta técnica, ten por seguro que interesarás a tus alumnos, independientemente de lo árido del tema. Pero el pensamiento visual no se trata sólo de dibujar o plasmar mapas conceptuales; sino que podemos calificar como pensamiento visual toda comunicación de ideas, conceptos o líneas de pensamiento a través de una combinación de imágenes, iconos y escritura.
La ventaja adicional del contenido con diseño visual es que los alumnos tienen más posibilidades de recordarlo, no solo porque se detienen más tiempo en él y están más interesados, sino también porque los iconos o las imágenes que puede incluir el diseño visual ayudan a activar otro método de entrada sensorial, aumentando las posibilidades de retención.
A continuación aportamos algunos ejemplos de cómo utilizar técnicas visuales para presentar nuestro contenido menos entretenido:
- Infografías
Aplicaciones como Canvas nos permiten desarrollar con facilidad infografías, a la vez que fomentan la inspiración sugiriéndonos diversos tipos de formas en que la información se puede presentar en distintos formatos de página. ¿Cuáles de estos diseños podrían funcionar para tu contenido o el «punto clave» que estás tratando de transmitir?
Por ejemplo, esta infografía sobre los ladrones de tiempo:
Combina un diseño cuidadoso con contenido bien seleccionado y muestra que el elearning no siempre necesita interacción.
Combina estilo (diseño receptivo, desplazamiento de navegación) con sustancia (estadísticas memorables, próximos pasos útiles).
Llama la atención con un diseño visual brillante y audaz, una interfaz simple y un título llamativo e inesperado.
Atrae al usuario a través de la página única de contenido gracias a la estructura clara, los títulos y el formato.
Tiene el potencial de vincularse a aún más herramientas y recursos para mejorar el rendimiento y la productividad.
Sorprende al usuario al final con el temporizador, una característica novedosa pero que se relaciona directamente con el contenido y deja al usuario con una sonrisa.
- GIF animados
Usar imágenes animadas para explicar los pasos de procedimientos complejos en ocasiones puede ser más ameno y efectivo como herramienta de aprendizaje que varios párrafos de texto. Y, al igual que en un vídeo donde los alumnos pueden reproducir una demostración una y otra vez; pueden pausar y reproducir la demostración de GIF para revisar un paso, con la ventaja de que se trata de un medio más ligero y sorprendente. Una de las aplicaciones más conocidas para producir GIFs animados es Giphy.
- Cómics
No siempre es necesario crear una historia compleja en cómic para presentar un tema o concepto. Una sencilla tira por cada punto clave, con personajes fácilmente identificables por el alumno, que muestran puntos de vista, errores o información instructiva a través de su experiencia o consejos; puede ser un recurso innovador y que despierte fácilmente el interés de los alumnos por un contenido en apariencia aburrido.
¿Es éste el curso ideal?
Definitivamente, este es el escenario ideal: tu curso es entretenido, relevante y desafiante. Todos los elementos están estructurados con sentido. Hay bastantes ejemplos, simulaciones y tareas desafiantes. Tienes una buena selección de imágenes y material visual que en realidad están enfocados a contribuir a los objetivos de aprendizaje de los alumnos. Los textos están cuidadosamente elaborados usando un tono uniforme y cercano de conversación. El curso se puede sentir como una historia realista. Hace que los alumnos quieran escuchar más y responder a los retos prácticos.
Si has conseguido esto con un material que a priori resultaba aburrido, enhorabuena. En caso contrario, siempre puedes revisarlo teniendo en cuenta los consejos precedentes y los tres principios que conforman una experiencia de elearning centrada en el alumno : significativo, memorable y motivador.
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