Hoy vamos a hablar sobre algunos aspectos fundamentales a tener en cuenta para plantearnos cómo hacer bien las cosas y procurarnos posibilidades de llegar a buen puerto como formadores digitales.
Y es que no solamente una buena idea nos va a llevar a conseguir nuestro logro. Hay varios aspectos que cumplir para conseguir emprender de una manera sostenible.
A lo largo de estos cincuenta capítulos anteriores, hemos mencionado herramientas, técnicas e ideas para llevar a cabo un proyecto de educación online.
Y hasta de cómo ser más productivos.
Hoy hablemos de varios aspectos que podemos ampliar en futuras entregas del podcast pero, iniciaremos en este programa.
Tal vez, son de diferente índole a primera vista, pero en conjunto dan forma al profesional que busca lograr su sueño de enseñar a través de Internet.
Empecemos hablando de cómo analizar el mercado. El conjunto de potenciales personas que van a comprar nuestro curso o, a participar en nuestras actividades formativas de alguna manera.
Evaluar el mercado de la formación online
Así pues, debemos de descubrir si nuestra idea puede llegar a tener interés entre el número de personas que existen en Internet.
A priori, todo parece a nuestro favor. Hay muchos usuarios que participan en redes sociales, leen periódicos digitales, blogs y envían y reciben emails.
Y, por supuesto, hay muchos usuarios que tienen inquietudes y por ello quieren aprender sobre una infinidad de cosas.
Pero, ¿están dispuestos a pagarnos de alguna manera por nuestros servicios?
Después de todo, tener una necesidad y estar dispuesto a pagar, a menudo, son dos cosas muy diferentes.
Así que vamos a descubrir cómo podemos analizar si nuestro esfuerzo en construir algo tendrá recompensa económica.
El gigante de Mountain View tiene mucha información y a nosotros nos va a venir de perlas.
Por una parte tenemos al buscador, Google Search, que todos conocemos. En él vamos a analizar los resultados que nos muestra.
Debemos buscar las palabras que tienen vinculación con nuestro servicio formativo y añadirle cierta coletillas como “curso”, “lecciones”, “taller”…
Ejemplos:
«Taller para aprender a tocar la guitarra»
«Lecciones de inglés para hostelería»
«Curso de atención sociosanitaria a personas dependientes»
Conseguiremos dos tipos de resultados:
- Orgánicos: Los resultados que se han ganado el puesto en virtud de “conquistar” el algoritmo clasificatorio.
- Patrocinados: Los que están porque pagan.
No tenemos que irnos más allá de las 2 o 3 primeras páginas para ver si hay empresas y profesionales que ofrecen el mismo tipo de formación o similar para darnos cuenta de que hay mercado posible.
Si lo hay para ellos y son grandes, nosotros como peces pequeños, podemos llegar a conseguir los suficientes alumnos para comenzar.
¿Se entiende la idea, verdad?
Google Trends es una herramienta muy interesante que nos puede ayudar a averiguar si hay tendencias de búsqueda en un periodo determinado de año.
Tal vez descubramos que nuestro público potencial se interesa más en nuestra formación en ciertos meses.
Aunque bien conocemos que enero y septiembre son los meses favoritos de muchos para iniciar cualquier tipo de aprendizaje.
Pero, para evitar ser generalistas, también podremos ver si la tendencia a lo largo de los años ha ido incrementándose o decreciendo.
Amazon
Otro grande nos puede ayudar. Sobre todo la tienda Kindle. La de los ebooks.
Busquemos si nuestro nicho de mercado potencial ya dispone de libros a su alcance y son populares en esta plataforma.
Es decir, que estén clasificados dentro de los más vendidos, o al menos, tengan un buen número de reseñas.
Cierto que es interesante analizar las reseñas de cada uno de los más significativos.
Podríamos descubrir cómo buscar un mejor enfoque a nuestra idea inicial.
Marketplaces de cursos
Otra fuente muy interesante para conocer si podríamos tener repercusión con nuestra propuesta educativa.
Aquí ya hemos mencionados algunos desde el punto de vista de ofrecer nuestros cursos en esas plataformas.
Hoy veamos a estos lugares como un lugar donde analizar si un curso funciona o no y cuales son las calificaciones que han recibido.
Dadle un vistazo y conocer más de cerca, en el capítulo 17 del podcast, a Udemy, Aprendum y Tutellus
Disponéis de más en Internet para que podáis seguir investigando.
Dicho esto y como conclusión sobre estos tres interesantes indicadores, Google, Amazon y marketplaces de cursos, donde ver signos razonables de demanda de nuestro potencial mercado, podemos decir:
- Es tentador pensar abrir la puerta de un lugar donde nadie ha estado antes, pero casi siempre es un error.
- Innovar es complicado, pero aprovechar una tendencia y aportar en hacerla crecer es una estrategia más conservadora, pero con más opciones de éxito. Sobre todo cuando comenzamos nuestro primer proyecto digital.
Hoy dejamos aquí nuestro pequeño estudio de mercado. Si os parece bien, podemos dedicarle un capítulo entero.
Construir y conectar con una comunidad
Tener un mercado potencial es una cosa, pero lo que necesitamos es crear nuestra propia comunidad.
Es decir, un conjunto identificable de personas que realmente hayan mostrado interés en lo que queremos ofrecerles.
Una vez que hayamos atraído a estos usuarios de Internet con contenido de valor, debemos de hacer todo lo posible para convertirlos en un contacto más cercano.
No necesariamente vayan a comprarnos nada ahora mismo, pero tal vez, conseguir su email o teléfono para informarle periódicamente de las novedades que vayamos compartiendo.
Así nos haremos con un lugar de su memoria para un futuro donde pueda dar el paso.
Cuanto más cerca estemos de este contacto, más posibilidades habrá de finalizar una venta.
Dadle un vistazo a estos dos artículos muy interesantes sobre la importancia de crear contenido atrayente y como hacer un buen email marketing.
Podemos crear grupos en redes sociales como Facebook, Linkedin o, inclusive en Telegram como vimos en un anterior capítulo del podcast, donde ir aportando recursos, noticias y lo que consideremos que tenga valor y relevancia para nuestros seguidores.
Y si quereís ver más alternativas de redes sociales verticales y específicas, donde construir una comunidad, dadle un vistazo al capítulo del podcast donde ya se habló de ellas.
Por otra parte, no olvidemos también crear una lista de email con un método sencillo para incorporar a nuevos suscriptores desde nuestra web.
Un nombre y un email nos sirve y basta para contactar con él o ella de manera personalizada.
No busquemos aportar únicamente noticias y ofertas comerciales. Debemos de conectar a nivel psicológico.
Es decir, demostrar que somos profesionales en lo que hacemos, aportamos valor a nuestros alumnos digitales, pero sobre todo, sabemos cuales son sus necesidades y vamos a resolverlas de manera responsable.
Contar una historia que englobe todos estos aspectos y que llegue a conectar emocionalmente es el nombre que recibe el arte del “storytelling”.
Desde luego no es fácil, pero hoy por hoy es lo que más conecta con nuestro público.
Así pues, crear una comunidad y conectar con ella es una labor constante y muy extendida en el tiempo que nos va a beneficiar en algún momento determinado.
Nos aportará valor, ideas y un sitio donde escuchar para mejorar. A parte de ser el lugar donde encontraremos con más facilidad a nuestros alumnos.
Con esto encendemos la mecha para futuros programas donde lo ampliemos con más datos interesantes.
Pasemos ahora a ver otro aspecto muy significativo para todo emprendedor del mundo de la enseñanza digital.
Producto mínimo viable. Metodología Lean Startup
Lo que hemos visto hasta ahora nos ayudará a validar nuestras ideas emprendedoras y a compartirlas con nuestra comunidad, pero ¿qué hay del producto en sí?
Es decir, ¿es necesario implicarse demasiado hasta saber si podrá ser sostenible nuestro proyecto en el tiempo?
Pues si aplicamos la metodología “Lean Startup”, del señor Eric Ries, veremos que tenemos que ser rápidos en crear, analizar y descubrir si lo que estamos haciendo nos llevará a buen puerto o no.
Es una manera muy interesante de evitar invertir tiempo y recursos económicos en un pozo sin fondo.
Así pues, vamos a conocer cómo probar como está el agua del río sin zambullirnos de lleno en ella y con solo mojarnos la punta del pie.
Empecemos por ver cuál sería una posible solución de otras tantas que podríamos aplicar.
Imaginemos que queremos crear una serie de talleres virtuales sobre un curso de maridaje en repostería con queso.
Si queremos ser perfeccionistas y detallar muchos aspectos, vamos a tener que dedicarle horas y recursos tecnológicos para tener una magnífica cámara de gran nitidez, un micro super profesional, un plato mega iluminado y bien decorado.
Al final, tiempo y dinero.
Pero nosotros estamos validando si merecerá la pena la inversión económica en la compra de todos los elementos de producción y, por supuesto, el aprendizaje para dirigir y editar todo el contenido multimedia que generemos.
No hemos empezado a monetizar y ya está saliendo saliendo cantidad ingente de dinero por nuestros bolsillos.
¿Por qué no lo replanteamos todo?
Seamos creativos, busquemos soluciones low cost y enfoquemos todo de una manera más sostenible ahora mismo y en un comienzo.
Para nuestros talleres virtuales del ejemplo, podemos utilizar recursos que ya tengamos a nuestro alcance o con poca inversión.
Podemos utilizar nuestro teléfono móvil para grabar, junto a un micrófono de solapa sencillo, una sala con buena luz natural y un fondo que podemos construir nosotros mismos con una lona decorada o un cartón pluma impreso por poco dinero.
No sería un mal primer paso, ¿verdad?
Me gustaría hacer un paralelismo de todo esto con la gente que comienza a hacer deporte e invierte mucho dinero en marcas y productos semi profesionales.
¿A caso merecerá la pena ese gasto si, al mes, dejamos de ir al gimnasio o a correr, por ejemplo?
Primero descubramos si las cosas funcionan como nosotros planteamos en nuestras cabezas y luego hagamos todo de la mejor manera posible.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
2 respuestas
Me encantó este tema, porque creo que abre el panorama laboral del tutor en línea: no necesariamente necesita trabajar para una escuela, si no que puede ofrecer sus propios cursos, desde acádemicos hasta de habilidades específicas e intereses personales. Cada vez, resulta más familiar la formación on line porque aparte de abaratar costos, es un esquema sumamente flexible para las personas que disponen poco tiempo para prepararse en aquellos temas de su interés.
Efectivamente, Cristina, la barrera solo la interponemos nosotros. Una gran diversidad de herramientas y plataformas digitales nos permiten construir nuestra estrategia de formación digital. ¡Gracias por tu comentario!